Nuestros ojos nos permiten apreciar la belleza que nos rodea, pero ¿qué sucede cuando los cambios de clima amenazan su bienestar?
Primavera: ¡Florecen las alergias!
Con la llegada de la primavera, los campos y tus plantitas en casa se llenan de color, pero también de polen. Este intrépido polvo puede desencadenar alergias estacionales que no solo hacen que tus ojos piquen y lloren, sino que también pueden afectar tu visión.
Verano: ¡El sol no perdona!
El verano nos brinda días interminables de sol radiante, pero con él vienen los rayos ultravioleta que pueden dañar nuestros ojos. No olvides ponerte tus gafas de sol con protección UV cada vez que salgas, y si estás en la playa o la piscina, considera usar un sombrero de ala ancha para una protección extra. ¡Tus ojos te lo agradecerán!
Otoño: ¡Cambio de luz y viento!
El otoño trae consigo una paleta de colores cautivadores, pero también cambios en la cantidad de luz solar y la humedad del aire. Mantén tus ojos hidratados con lágrimas artificiales si sientes sequedad, y no olvides protegerlos del viento con gafas de sol o lentes de contacto que te brinden protección adicional.
Invierno: ¡El frío y la sequedad!
Con el invierno, llegan los días fríos y secos que pueden desencadenar molestias oculares como sequedad y picazón. Para combatir estos efectos, considera usar humidificadores en tu hogar y mantén tus ojos lubricados con gotas especiales si es necesario. ¡También es una buena excusa para acurrucarte con una taza de té caliente!
Con estos consejos simples pero efectivos, podrás disfrutar de una visión clara y saludable en cada estación del año. ¡Haz de tu salud ocular una prioridad y visita a tu oftalmólogo por lo menos una vez al año! Recuerda que estos son consejos, más no una valoración. Solo un profesional es el indicado para recetar lo mejor a tus ojitos.