Los problemas visuales en la niñez más comunes son los defectos refractivos no corregidos como la miopía y el astigmatismo, además de la conjuntivitis alérgica y la bacteriana. Aunque no parecen demasiado graves, si se tardan en diagnosticar dará pie a otras complicaciones que pueden prevenirse si ponemos atención a ciertos detalles de su vida diaria.
Señales de que un niño tiene problemas para ver bien:
1. Talla sus ojos frecuentemente.

2. Se queja de dolor en los ojos o que siente arena todo el tiempo.

3. Mira demasiado cerca los objetos, o tiende a alejarlos, para verlos mejor.

4. Problemas para leer el pizarrón o distinguir un objeto a la distancia.

5. Frunce mucho el ceño, hace bizcos o gira un poco la cabeza todo el tiempo.

6. Se le irritan los ojos, produce secreciones o tiene comezón.

7. Cubre sus ojos para hacerse sombra todo el tiempo.

8. Tiene mucha sensibilidad a la luz o le cuesta adaptarse a la oscuridad de una habitación.

Estas son acciones relacionadas directamente con dificultades oculares que se expresan en los gestos de los niños. Sin embargo, también existen otros indicadores de que podría haber problemas con la visión, y que afectan otros aspectos de su crecimiento. Por ejemplo:
- Torpeza en su coordinación motriz, porque una visión deficiente le impide moverse con seguridad en los deportes.
- Problemas para concentrarse en clases, pues al no poder seguir los materiales visuales con la misma claridad que sus compañeros, se distrae más fácilmente por los objetos más cercanos a su plano de visión.
- Comprensión lectora deficiente si le cuesta hacer movimientos oculares precisos, provocando que se salte palabras o líneas de texto.
- Tendencia a desarrollar dislexia, debido a que le cuesta reconocer o identificar letras parecidas, como la “d” y la “b”.
Por otro lado, especialistas se han enfocado en estudiar el impacto que tienen las condiciones de vida y contexto en el desempeño de los niños en edad escolar, y han encontrado evidencia de que quienes padecen problemas de salud tienen resultados académicos y aspiraciones menores que aquellos con mejor bienestar. Recientemente, el Foro Económico Mundial compartió que “los niños con problemas de visión no tratados suelen tener dificultades en la escuela, lo que se traduce en peores notas, menor autoestima y mayor probabilidad de problemas de conducta.”
Por eso es importante que los adultos a su alrededor, que estamos a su cuidado, les ayudemos a identificar si tienen problemas con su vista para atenderles lo antes posible, y así evitar complicaciones que afecten de forma negativa su futuro. Si notas alguna de estas señales en los niños que están a tu alrededor, evita la automedicación y acudan con un oftalmólogo que realice las pruebas que permitan detectar cualquier deficiencia en sus ojos. La miopía, la conjuntivitis alérgica y la bacteriana pueden tratarse; cuanto más pronto se diagnostiquen, mejor.
Sumado a las visitas periódicas al especialista, es importante que les fomentes un estilo de vida saludable, con menos tiempo frente a las pantallas, mucha actividad al aire libre, una dieta balanceada con frutas, proteína y verduras, e información sobre la salud de sus ojos para que comiencen a identificar lo que es normal y lo que puede ser indicio de un problema ocular.
Agosto es el mes de la salud y la seguridad ocular infantil, un buen pretexto para recordar que la niñez cuenta con nosotros para que vean un mundo mejor.
